LOS PAÍSES BAJOS II: AMSTERDAM

Ámsterdam es una ciudad con una marcada personalidad, varias son sus señas de identidad, he aquí algunas:
 Los canales: La denominación de Países Bajos para este país europeo, no es gratuita pues algunos lugares se encuentran por debajo del nivel del mar, pero esto, lejos de ser un problema para sus habitantes ha servido para desarrollar obras de ingeniería a fin de contenerlo, de manera que han hecho de un defecto, una virtud. Prácticamente todas las ciudades son atravesadas por canales, Ámsterdam está rodeada por más de cien formando un cinturón concéntrico con el río Amstel como eje central. El nombre de Amster-dam se podría traducir como el dique del río Amstel.
El canal más antiguo es el Singel, que separa la ciudad medieval de la zona nueva surgida durante el siglo XVII; el más famoso es el Brouwersgracht, se empezó a construir en 1612 y en sus orillas se instalaron numerosas fábricas de cerveza. En conjunto los canales fueron la vía de entrada de la mayor parte de los productos con los que los habitantes de Ámsterdam negociaban. Antaño circulaban barcazas que transportaban todo tipo de mercancías, desde obras de arte hasta especias; en la actualidad, los que en otro tiempo fueron almacenes y fábricas  hoy son viviendas y  sus habitantes siguen manteniendo vivo el tránsito naval pues numerosos embarcaderos jalonan las orillas, en esta ocasión con barcos de recreo en los que se pasea para celebrar una despedida de solter@ o una cena en pareja o entre amig@s. Los mil quinientos puentes que los atraviesan son como balcones a los que asomarse y sus barandillas de hierro están siempre acompañadas de bicicletas que en algunas ocasiones se han quedado formando parte del paisaje.



Las bicicletas son la esencia de este país, su orografía ayuda a que así sea. Se puede decir que en la ciudad predominan sobre los peatones, es difícil moverse por Ámsterdam y no sentirse aturdida con su ir y venir, algunos ciclistas se molestan con este aturdimiento y suenan el timbre insistentemente si no te retiras rápido y les dejas paso.
Prácticamente se puede decir que todos los habitantes de Holanda tienen una o dos bicicletas. Algunas están personalizadas, pintadas de colores llamativos o  con adornos florales en el manillar. Con ellas se va al trabajo, a la compra o a quedar con los amigos.
El aparcamiento no es problema, se pueden dejar en cualquier sitio, siempre bien amarradas para no ser robadas. Se dice que cada año, cuando se limpian los canales, se sacan centenares de bicicletas.
La habilidad para transitar en bicicleta es tremenda, mientras se va subida, se puede hablar por el móvil, comer y a veces las dos cosas a la vez. Los coches para aparcar pueden invadir momentáneamente la acera peatonal, pero en ningún momento invadirán el carril-bici.
Para ir de una ciudad a otra siempre tienes indicada la dirección en señales de tráfico azules si vas en coche por carretera o con señalizaciones en rojo si te quieres desplazar por carril-bici. Da igual por donde vayas, los carriles para bicicletas siempre están concurridos con todo tipo de personas, en las cercanías de las estaciones de tren hay establecimientos donde se pueden alquilar por un precio que puede oscilar entre siete y diez euros, según la ciudad. Por otro lado las inmediaciones de las estaciones de tren hay varios aparcamientos en los que se amontonan millares de bicicletas que esperan a sus dueños en el tren de la tarde.

Fotos: José B. Cortés, Beatriz Guidone y J.A. Cortés

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