Pasado y futuro, dos tiempos a conjugar

Calle que se prolonga hacia el Muro de las Catalinas         La calle Andrés Pérez  recorre el barrio de la judería de Málaga y desemboca en la calle Carretería como si fuera una puerta que se abre en la muralla que rodeaba la ciudad y que hoy permanece oculta entre las viviendas que se construyeron adosadas a ella.        No podemos imaginar que esta calle estrecha y tortuosa pueda albergar algunos de los palacetes más notables del siglo XVIII y XIX de la ciudad.     El primero que nos encontramos es la casa situada en el número 13 que antaño perteneció a los marqueses de Comyn y que hoy sólo mantiene unas columnas en el patio y un comienzo de escaleras como único vestigio del esplendor que pudo tener en su tiempo allá por el siglo XVIII. Patio de la antigua casa de los marqueses de Comyn   En el número 20 nos encontramos la casa del Cardenal, lugar donde nació Moreno Mazón en 1850, que llegó a ser Arzobispo de Granada, Patriarca de las Indias y Sena

He aquí algunas instantáneas del Tajo de la Caína, uno de los lugares más visitados por los senderistas en la Sierra de las Nieves.

Este río Alhama no es otro que el que desciende de las cumbres de Sierra Nevada y según  baja va regando pequeñas huertas, que se han ido formando en su lecho, al pie de los cortados de tierra roja que hay en la comarca de Guadix. Afluente del río Fardes riega los términos de Lugros, Beas de Guadix y Policar, pueblos que se sitúan en un altiplano. La carretera que recorre estos pueblos muere en Lugros y desde ahí parte un sendero Sulayr que nos adentra en lo más profundo de Sierra Nevada. Antes de adentrarnos en ella tenemos que atravesar la Dehesa de Camarate, un bosque mixto de robles, arces, majuelos, mostazos y quejigos que en otoño dejan que sus hojas enseñen sus mejores galas y nos muestren una paleta de colores que va desde el amarillo luminoso de los arces, el marrón de los robles y el rojo de los majuelos y cerezos silvestres. La ruta que atraviesa este bosque sube y sube hasta llegar a un collado en el que se divisa el curso alto del río Alhama y  las laderas dejan de 

Vista de la Alhambra desde la abadía de Sacromonte Fotos: J. A. Cortés El río Darro nace en la fuente de La Teja, en la sierra de Huetor Santillán. La historia cuenta que hasta el siglo XIX se podían encontrar pepitas de oro en su lecho, de ahí su nombre, Dauro, que significa "de oro". Tiene un recorrido corto, el valle que forma en la ciudad de Granada fue el antiguo camino de época romana que comunicaba Iliberris con Guadix. Nada más entrar en la ciudad lo primero que se encuentra es el Sacromonte, el Albaycín y la Alhambra, las tres colinas más emblemáticas de Granada. Al pasar por las falda del Sacromonte riega pequeñas huertas y según llega a la ciudad separa la Alhambra del Albaycín y da vida a dos de las calles más bonitas de la ciudad: La acera del Darro y la Carrera del Darro. Una vez llega a Plaza Nueva, el Darro se pierde en el subsuelo de la ciudad hasta llegar a su desembocadura en el río Genil, en el paseo del Violón. Hasta el siglo XIX este tramo d

Estrella de David,, escudo de la abadía     Corrían los años finales del siglo XVI, la sombra de la Inquisición planeaba por todas las ciudades españolas y con más razón en Granada dónde la comunidad morisca estaba bajo continua sospecha de herejía. En este contexto religioso un buscador de tesoros se encontró unas láminas de plomo escritas en árabe y latín en unas cuevas del monte Valpariso. Entrada a la abadía    En total se hallaron 233 láminas que se agruparon en 22 libros, en ellas se describía el martirio de S. Tesifón, de S. Cecilio y S. Hiscio.     El arzobispo de Granada de la época, Pedro de Castro, dio por buenos los libros encontrados  y se convirtió en el primer defensor de las reliquias, en esas fechas estaba en cuestión la virginidad de María y los textos y las reliquias descubiertas  en Granada favorecieron que ese dogma fuera aceptado por la Iglesia.  Años más tarde se demostró que los libros plúmbeos eran falsos, pero el arzobispo Pedro de Castro

Museo Arqueológico   Museo Arqueológico Fotos: J. A. Cortés         A unos cuantos metros bajo el nivel del suelo de la actual Medina Sidonia se esconde la antigua ciudad romana que ha ido asomando al exterior al excavar cimientos de futuras viviendas. El mismo museo arqueológico está ubicado en unos antiguos criptopórticos que servían de almacén y a pocos metros de estas salas podemos adentrarnos en la cloaca máxima de la ciudad.  La cloaca máxima recogía las aguas pluviales y las de saneamiento de toda la ciudad.        La primera red de alcantarillado que se construyó en Roma data de la etapa etrusca y casi todas las ciudades  romanas tenían una red de alcantarillado similar.        En España la cloaca máxima de Mérida, y Toledo son bastantes importantes. La de Medina Sidonia se descubrió en 1969 pero no se puso en valor hasta 1991. Se construyó en el siglo I después de Cristo y se pueden visitar veinte metros de galerías subterráneas con los muros de piedra are

Hasta hace muy poco pensaba que las bibliotecas públicas eran una institución de la época moderna, pero en  el libro “Los asesinos del emperador” de Santiago Posteguillo, el autor lleva al protagonista a una biblioteca pública para consultar algunos escritos y me abrió una nueva ventana por la que mirar la historia. El escritor aprovecha la ocasión para hablarnos del sistema de bibliotecas de la época imperial romana. A través de este personaje hace una breve historia de estas instituciones desde la época republicana hasta los emperadores de la dinastía Flavia. Durante la era Republicana no existían bibliotecas públicas, las que había eran privadas y estaban en manos de los patricios más cultos o de escritores. Los generales romanos conquistadores de reinos orientales, cuando volvían a Roma además de un cuantioso botín en oro y esclavos también traían volúmenes y papiros procedentes de las bibliotecas del mundo helenístico. El traslado de la biblioteca del rey  Perseo de Macedonia c

Caballerizas del Duque Arco de Belén que da entrada a la villa medieval Alcázar, construido en el siglo XI por los almorávides Patio de una casa particular Arco de la Pastora construido en el siglo X Patio de una casa particular Iglesia de Sta. María la Coronada, estilo renacentista-plateresco

     En una Europa sin fronteras resulta chocante pasar por el Puerto de Somport y encontrar, escondido entre las rocas que forman el desfiladero, un fuerte militar. Pues si, encaramado en lo alto de las peñas y construido con el mismo tipo de piedra que hay en los alrededores, el Fuerte de Portalet (puerta pequeña) trata de pasar desapercibido para los que atravesamos la antigua frontera entre Francia y España.     Aunque su construcción data de finales del siglo XIX, es posible que desde la antigüedad existiera un puesto de vigilancia. El edificio que ahora podemos ver, fue construido por Luis Felipe de Orleáns en 1842 para proteger a Francia de una posible invasión española. Consta de las instalaciones cuarteleras para tropa y oficiales, la fortaleza superior y las galerías excavadas en la roca.     Este fuerte ha sido testigo de todos los acontecimientos bélicos habidos en España y Francia desde su construcción: las Guerras Carlistas, la I y II Guerra Mundial o la Guerra