Fotos: J.A. Cortés y Manuel España Renon es un altiplano situado a 1.180 metros de altura en las inmediaciones de Bolzano. Se halla inmerso en una naturaleza en otros tiempos primitiva, pero en la actualidad modificada por el hombre. Uno de sus atractivos es visitar las Chimeneas de Hadas, llamadas Pirámides de tierra, formaciones geológicas de las que se sienten muy orgullosos sus habitantes. Bolzano está a escasos 300 m. de altitud y para salvar el desnivel entre el valle y el altiplano en la actualidad hay varias opciones, la más bonita es partir desde Bolzano en teleférico y después montar en un pequeño tren de montaña hasta llegar a Klobenstein Collalbo a 1.190 m. de altitud. Este tren, en sus inicios partía de la plaza Walters en Bolzano y llegaba hasta la meseta de Renon. Era un tren cremallera, pero la fuerte pendiente provocó dos accidentes, uno en 1917 y otro en 1964. Por lo que se decidió hacer el tramo desde Bolzano hasta Suprabolzan
Funes es un pequeño municipio de la provincia de Bolzano que agrupa tres aldeas idílicas: Tiso, San Pietro y Sta. Magdalena. El valle tiene una extensión de 24 kilómetros y forma parte del Valle de Isarco. Aunque tiene una población muy dispersa y hay una presencia fuerte de turistas, se puede disfrutar con tranquilidad de sus prados rodeados por inmensas cimas, que en algunos casos llegan a superar los tres mil metros de altura. En Sta. Magdalena está el centro de visitantes y una de las ermitas más emblemáticas del valle. Cerca de Sta. Magdalena se encuentra el Parque Natural Puez-Odle. La senda de Adolf Munkel es un sendero que transcurre por medio de un bosque de coníferas de diferentes especies y de hayas. Un denso sotoboque de aranes, fresas y rododendros tapizan el suelo y dan alimento a la fauna que se esconde en la profundidad del bosque. Vigilando todo este paisaje las altas cumbres de Sass Rigais que cansadas de sufrir los envites del viento
Albert Bierstadt Otoño en el valle de Yosemite Hace unos años visité el museo Thyssen de Madrid y una de las salas que más me llamó la atención fue la dedicada a la pintura americana del siglo XIX. Eso me llevó a investigar sobre el tema y así fue como conocí a los pintores de la Escuela del río Hudson. Viendo sus obras y estudiando el contexto en el que se dieron me emociona y envidio los momentos y las escenas que estos artistas pudieron vivir. La mayoría de ellos formaron parte de expediciones científicas y técnicas para el conocimiento de los territorios que se incorporaron a la joven América. Valles idílicos poblados de manadas de búfalos y caballos salvajes; ríos bravos que se precipitaban al vacío en impresionantes cataratas y altas montañas nevadas que protegían todo este grandioso paisaje. Qué más se puede pedir para una mentalidad romántica ansiosa por encontrar el Edén perdido y formar parte de él. Cabaña en el bosque. Thomas Cole La Escuela del Río Hudson f
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