EL ROQUE DE LOS MUCHACHOS

Para llegar a la cima más alta de la isla recorreremos una carretera serpenteante que primero nos hará disfrutar de un bosque de pino canario y una vez llegados a los dos mil metros de altura el bosque desaparece y encontramos una vegetación de alta montaña alternada con rincones en los que la superficie se ha erosionado y la tierra muestra una paleta de colores que hará las delicias de cualquier ceramista, ocres, amarillos, rojos, pardos y el negro de la lava.
Según ascendemos se van dejando ver los distintos observatorios astronómicos en los que trabajan científicos de más de setenta países. Un mar de nubes oculta los valles y deja el cielo de esta cumbre limpio y con una gran insolación. La diferencia de temperatura entre el valle y la cima puede llegar a ser de diez grados pero en sentido inverso al que estamos acostumbrados. Normalmente la temperatura baja según subimos a las cumbres y en este caso es al revés debido a las brumas que encapotan el cielo de las zonas más bajas.
Los llamados roques son promontorios de roca volcánica que sobresalen de la vegetación debido a la erosión de los materiales más blandos.

           El gobierno insular mantiene un gran compromiso con la observación astronómica. Hay habilitados numerosos miradores para la observación y además numerosas  señales de tráfico


 

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