SOBRE LOS CASTILLOS Y
ALCAZABAS
Fotos: J.A. Cortés
Fotos: J.A. Cortés
A
poco que visitemos una región, siempre habrá una ruta de las fortalezas que
pondrá en comunicación lo que queda de lo que antaño fue una línea de castillos. La idiosincrasia de nuestro devenir histórico le da a cada una de
estas rutas un matiz fronterizo y en ellas encontraremos historias y leyendas
que nos harán pasar un buen rato de tertulia. Entre las narraciones habrá una gran batalla librada en las inmediaciones y entre las
leyendas, una historia de amor imposible de superar. Pues bien, a pesar de ello el castillo o fortaleza fue abandonado cuando pasó la etapa de
peligro o en el mejor de los casos, fue ocupado por un destacamento militar que a
duras penas lo mantuvo en pie.
Castillo de Riopar |
Fortaleza de Baños de la Encina |
Castillo de Cortegana |
En
cualquier caso, la desidia de las autoridades culturales y las encargadas de la
guarda del patrimonio arquitectónico no vieron en estos edificios el valor que
se les supone y tampoco tuvieron recursos económicos para mantenerlos en pie.
Así que, el paso del tiempo dejó una huella profunda en la mayoría de ellos y
cuando se quiso acordar ya apenas quedaba una piedra en pie.
Llegó
el siglo XX y el orgullo de cada pueblo rescató las historias y leyendas que
habían tenido como escenario el cúmulo de piedras que había en lo alto de un
monte cercano o en el mejor de los casos la muralla y las torres que había.
Primero se recuperó el espacio, buscando
un nuevo emplazamiento a las viviendas allí construidas, después se limpió y se
trató en la medida de lo posible de montar piedra sobre piedra para, de esta manera, restaurar parte de lo
destruido por el tiempo y la ignorancia. Con un poco de suerte y de dinero
hasta se iluminó el recinto fortificado y he aquí que el pueblo recupera
parte de la fortaleza que durante siglos lo había cobijado.
Castillo de Álora |
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