LAS
TRES GRANADAS
Antes
de que Granada fuera conocida como el último baluarte musulmán en la península
Ibérica, mucho antes, fue un emplazamiento íbero-romano situado en una de las
colinas que descienden hacia el río Darro. Conocida como Iliberris fue una población de paso, situada en el camino que
transitaba hacia Guadix proveniente de Córdoba.
A diez kilómetros de distancia de Iliberris, en las
estribaciones de Sierra Elvira se encuentra la medina de Elvira, el núcleo poblacional que tomará el relevo de Iliberris y
que se mantendrá ocupado entre el siglo VIII y el XI, aproximadamente. Los
habitantes de esta ciudad eran campesinos que aprovechaban la fertilidad de las
tierras de la vega del río Genil. Situada en el camino que comunicaba con la capital
del califato también tenía un intenso comercio y una gran producción de
cerámica.
La caída del califato y la entrada de bereberes del norte
de África en la Península dio paso a una gran inestabilidad política. Cada
caudillo se instaló con los suyos en una parte del califato recién desmembrado
y a cambio de protección se aliaron con los pueblos autóctonos. Llegaron a una
simbiosis, que los nativos no tuvieron más remedio que aceptar. Los ziries
fueron uno de esos pueblos bereberes. Se instalaron en las tierras al pie de
Sierra Nevada. Como guerreros que eran no vieron bien que la ciudad más
importante estuviera situada en un llano difícil de defender, por lo que
optaron por trasladarla a una de las colinas próximas a la gran cordillera.
En 1013 comenzó el traslado de la corte del primer sultán
Zawi ibn Ziri a una colina cercana a la
antigua Iliberris, actualmente conocida como Albaycín. En la primera etapa se
consolidó y organizó el estado y la primera actuación urbanística del sultán
fue fortificar la ciudad. A partir de 1038 se produjo una expansión territorial
que llevó las fronteras del reino hasta Jaén y Ronda. Y la ciudad comenzó a
expandirse hacia el llano. En esta etapa se construyó la mezquita mayor para
dar respuesta al aumento de población que se produjo. Este emplazamiento era
conocido por los judíos como Garnata
y como atestiguan las fuentes escritas y arqueológicas en ella convivieron con
más o menos fortuna las tres culturas: cristiana, musulmana y judía, cada una
con unos cometidos y un papel en el conjunto de la sociedad.
Tras la decadencia de la dinastía zirí hacía finales del
siglo XI, los almohades, primero y los almorávides después fueron los
gobernantes del reino de Granada. A mediados del siglo XIII el empuje de los
cristianos ocasionó un nuevo desmembramiento de los reinos de Taifas. En Granada surgió la dinastía nazarí que tomó
el relevo de las anteriores. El primer emir fue Muhammad I. Esta familia
oriunda de la ciudad de Arjona (Jaén) extendió sus dominios por el antiguo
reino zirí y a mediados del siglo XIII, Muhammad I trasladó su corte a Granada.
En un principio se instaló en el Albaycín, pero a los pocos años comenzó la
construcción de la Alhambra como ciudad palatina. Sus descendientes durante más
de dos siglos la ampliaron y ennoblecieron. Crearon una ciudad mítica cuya
leyenda aún perdura en sus calles, paseos y plazas.
La Alhambra |
Cuesta de los Chinos |
Huerto en el Carmen de los Mártires Fotos: Juan Carlos Pérez |
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