EL PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE, EL AZAR Y EL LINCE

               Uno de los animales en peligro de extinción más buscados por los observadores naturalistas es sin duda el lince. Los lugares más propicios para su avistamiento son visitados todos los años por millares de ellos que equipados con potentes telescopios y cámaras fotográficas de gran precisión se instalan en los observatorios y allí pasan horas y horas esperando a que el lince se digne aparecer en su campo de visión. Muchos de ellos visitan el lugar cada año en varias ocasiones y en un porcentaje alto de ellas se vuelven a casa sin haberlo visto, Y es que la aparición del lince en un espacio determinado está sujeta a la ley de la física cuántica, “Principio de incertidumbre de Heisenberg”.                     Según Heisenberg no es posible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento lineal de una partícula. Todo lo más que podemos que decir  es que hay una determinada probabilidad de que la partícula se encuentre en una posición más o menos determinada.  
Además del principio de incertidumbre el azar tiene un papel importante en el encuentro entre una persona y el lince. Así que cuando “La música del azar” suena, el principio de incertidumbre se desvanece y tu espacio y tu tiempo coinciden con el del lince, todo se convierte en una visión fugaz que tienes que contar con detalle para no pensar que ha sido un sueño. Una cola que se mueve en medio de unos juncos a la orilla de un arroyo te pone alerta, te quedas quieta y esperas a que esa cola que has visto moverse se convierta en un hermoso lince. Alerta con sus orejas puntiagudas, atentas a cualquier ruido,  te mira descaradamente. Su cuerpo atlético se deja caer en una de las piedras para inmediatamente saltar a la siguiente y así hasta desaparecer de tu vista en un abrir y cerrar de ojos.

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