SOBRE LA PAREJA D. QUIJOTE Y SANCHO
Hay viajes que me mueven a leer un libro que hable del lugar o cuya
historia se desarrolle en él. A raíz de mi visita a las lagunas de Ruidera
empecé de nuevo el Quijote y no me resisto a compartir algunas de las
ideas extraídas de su lectura, que a mi juicio, son más interesantes.
A D. Quijote, Cervantes lo
describe flaco y estirado, enjuto de cara, de nariz aguileña y de bigotes
grandes y negros. Se le supone soltero, aficionado a la lectura y cercano a los cincuenta. Martín de Riquer en
su libro “Aproximación al Quijote” dice que su locura es debida a su afición a
los libros de caballería como muchas veces se repite a lo largo de la novela,
pero a mi modesto entender, Alonso Quijano, realmente tenía una crisis
existencial. Influido por los libros que
en ese momento estaba leyendo decide hacerse caballero andante, elige una dama
a la que rendir vasallaje y se lanza a la aventura para hacer méritos ante
ella, arreglando entuertos y salvando a princesas. Cervantes lo hace loco para dar rienda suelta
a su imaginación, si no ¿cómo podría explicar su primera escapada dejando atrás
su vida anterior? Instala a su protagonista en un universo legislado por los
principios de la caballería andante desde donde nos muestra el mundo real.
En su segunda salida lo acompaña Sancho, un vecino del pueblo que admite
trabajar con él en calidad de escudero. D. Quijote le cuenta sus planes y
fantasías, le promete el gobierno de una ínsula y Sancho un gañán inocente y
crédulo se entusiasma con el proyecto, si se cumplen todas las promesas del
hidalgo sería una manera de subir puestos en la escala social. Sancho
promete a Teresa, su mujer, que Sanchica, la hija, tendrá título nobiliario y
se casará con un duque o marqués. Teresa le responde que no case a su hija con
ningún marqués, que le ponga una buena dote y que ella la casará con un
muchacho bueno y trabajador, pues no es muy partidaria de las bodas entre
personas de distinta clase social.
Las aventuras se suceden según va pasando la vida, en realidad, no ocurre
nada fuera de lo común, sólo la mirada de D. Quijote los transforma en hechos
extraordinarios: la visión de los molinos se convierte en una batalla contra
gigantes; los rebaños de ovejas son ejércitos enemigos a los que se enfrenta D.
Quijote solo, sin más armas que una lanza; su lucha para remediar el mal en el
mundo no tiene freno, cualquier situación le sirve para ello. Ni que decir
tiene que de cada una de ellas termina maltrecho y apaleado.
Los personajes que aparecen en el
devenir de la historia son gente del pueblo llano, salvo en el episodio en el
que llegan a Zaragoza y aparecen los duques. Interesante el repaso que hace
Cervantes al tipo de personas que se pueden encontrar en las ventas y de que
manera se organiza la vida en ellas.
Al principio la relación entre los dos protagonistas es fría, D.
Quijote trata de mantener las distancias con su escudero pues no quiere que se
tome muchas confianzas. Aún así Sancho no deja de hablar y de vez en cuando D.
Quijote le tiene que decir que se calle, que en los libros de caballerías no se
ha visto que un escudero hable tanto con su amo. Más tarde se da cuenta de que
es muy aburrido ir sin conversar con su compañero y aún contradiciendo las
leyes de la caballería andante le da a Sancho permiso para platicar siempre que
quiera.
La pareja Quijote y Sancho representan el universo dual que se da en las
relaciones personales. Sancho es la ingenuidad, la inocencia que necesitamos
para iniciar una aventura, Quijote es la
fantasía personificada, asido a su idea de ser caballero andante se pasea por
el mundo queriendo remediar los males que lo afligen. Quijote loco por fuera,
pero cuerdo en sus razonamientos. Todos sus discursos están perfectamente
hilados y coherentes, según el mundo en el que él está. Escuchando sus razonamientos
y viendo los comportamientos de los que le rodean parece que los locos son los
demás. Sancho es el pragmatismo, la voz de la cordura. Quiere creer lo que su
amo le promete y trata por todos los medios de que se haga realidad.
Los dos personajes evolucionan a la par, Sancho se impregna del idealismo
quijotesco y D. Quijote va viendo la realidad que le rodea y ahí está la
auténtica simbiosis de la pareja.
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