LA VIA VERDE DE LA SIERRA ENTRE
 PUERTO SERRANO Y ZAFRAMAGÓN

           
Transcurre esta vía entre los pueblos de Puerto Serrano y Olvera, pasando por Coripe, Zaframagón y Navalagrulla. Una vía que ahora es verde, pero que en sus comienzos iba a ser de hierro, pues el  recorrido corresponde a parte de la línea férrea Jerez de la Frontera- Almargen. Cuando se programó allá por los años veinte del pasado siglo, sus impulsores pensaron que tendría una utilidad económica y estratégica. El proyecto se aprobó en 1927 y cuatro años más tarde estaba listo el trazado, treinta túneles, cinco viaductos y once estaciones se quedaron esperando al tren que nunca llegó, los avatares políticos y económicas de España se interpusieron en su camino y ahí quedó todo, en un proyecto inconcluso más de los muchos que hay por toda  la geografía española.
Desde finales del siglo XX, la Fundación vía verde de la Sierra de Cádiz, constituida por las Diputaciones de Cádiz y Sevilla además de por los ayuntamientos de los pueblos implicados, es la que gestiona el antiguo trazado, convertido por el Ministerio de Medioambiente en vía verde. Se rehabilitaron las estaciones para convertirlas en albergues y restaurantes y en la actualidad son millares de ciclistas los que hacen esta ruta.
Equipo de ciclismo última moda
Normalmente, las personas que se proponen hacer este camino en bicicleta van muy bien equipadas con una buena indumentaria y un equipo muy profesional. Nosotros, éramos simples aficionados que cabalgábamos en máquinas obsoletas, una de ellas, la más querida, tenía más de treinta años y la otra algo mejor, pero tampoco de última generación. La indumentaria muy de andar por casa, tanto que cuando se cruzaban algunos ciclistas de vuelta y nos veían, se les escapaba una sonrisa de sorna que no necesita comentarios.
Parte iluminada del túnel del Castillo de 990 m. de longitud.
Viaducto de Coripe
      Lo más importante es que mi bicicleta de más treinta años y yo hicimos un viaje estupendo, cuarenta y cinco kilómetros en los que atravesamos quince túneles, la mayoría de ellos cortitos de ciento y pico metros, pero dos de ellos más largos, uno de más de quinientos y otro de casi un kilómetro. La travesía de estos últimos  fue como el descenso a los infiernos. Hubo un momento en el que desapareció la luz y por mucho que esperé a que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad, no lo conseguí porque sólo había negritud. Aún llevando linterna impresiona atravesarlos, pues la vista no la puedes dirigir al horizonte, puesto que no existe y  hay que conformarse con mirar el punto de luz que marca el faro. Los viaductos ponen en comunicación las los laderas de los“canutos” que forman los ríos que desembocan en el río Guadalete que es el principal. Al pasar por ellos los ojos se inundan del verdor de sus laderas y con un poquito de atención se escucha el rumor del agua bajar y el ir y venir de los pájaros que viven en el lugar.

Vía de tránsito en soledad
Nuestro itinerario empezó en Puerto Serrano y acabó en Zaframagón, pasamos por la estación de Coripe, donde hay una patrulla verde que cubre las incidencias que se puedan producir en la ruta y en Zaframagón hay un centro de interpretación sobre los valores ecológicos de la vía verde. El animal estrella es el buitre. En el Peñón de Zaframagón está una de las colonias de buitre leonado más importantes de Europa y a través de una cámara instalada en un nido se puede ver, en una pantalla instalada en el centro, el proceso de crianza de estas aves carroñeras.


Chaparro de la Vega
Otro distinguido inquilino de estos lugares es el Chaparro de la Vega, una encina de más de setecientos años, con una salud extraordinaria y que proyecta una sombra grandiosa. Al cobijarse en ella una siente que es abrazada por alguien querido, la sensación de protección es real,  dentro de ella en verano, la temperatura es unos grados menos y si es invierno, a la inversa.
Descansando junto al Chaparro de la Vega
El trayecto de ida tuvo una leve subida, que apenas se notó, pero que hizo que la vuelta fuera un paseo y pudiéramos disfrutar de los paisajes con la luz de la tarde, los reflejos plateados del sol en el río y las garzas esperando pescar.

Fotos: J. A. Cortés

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