CARLOS III EL NOBLE Y EL PALACIO REAL DE OLITE


Para conocer Olite hay que visitar el palacio real que contiene la esencia del momento más esplendoroso de la historia de la ciudad. El edificio que hoy se visita comprende un conjunto de estancias, jardines y fosos rodeados de  torres que le dan una espectacular silueta.  El diseño de las estancias y jardines se acomoda al gusto y al lujo de los mejores palacios europeos. En el diseño de jardines se observa una clara influencia andalusí, por el gusto en el cultivo de árboles como naranjos, granados y en la manera como
se organiza la distribución de agua por todos los recintos tanto ajardinados como de habitaciones. Destacan dos patios o jardines: Uno situado en la primera planta sustentado por un armazón de columnas y arcos. Su diseño imita un claustro de pequeñas dimensiones. El otro pequeño jardín destaca por el moral de unos doscientos años de antigüedad,  que domina todo el recinto y al que le da nombre. Mención aparte y visita merecen las seis torres que le dan espectacularidad al palacio: Torre del Portal de Fenero, de la Joyosa Guarda, del Aljibe, de las Tres Coronas y la del Homenaje.

Carlos III, el Noble pertenecía a la dinastía francesa de Évreux, el sobrenombre le viene por su afición a las artes. Se casó con Leonor de Trasmatara con la que tuvo ocho hijos. Además tuvo otros tantos fuera de su matrimonio.

Instituyó el título de Principe de Viana para el heredero de la corona de Navarra. Aunque tuvo buenas relaciones con Castilla y casi podemos decir que giró en su órbita, estableció que ninguna parte de Navarra fuera anexionada y que los cargos políticos estuvieran ostentados por navarros. Mandó construir los palacios de Olite y Tafalla y concluyó las obras de la catedral de Pamplona.


Claustro


Vista desde una de las torres
             

                                  Fotos: J.A. Cortés

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