CAMINO HASTA BRONCHALES

 Pensábamos, que ya entrada la primavera, aunque con pocos días de existencia, la península Ibérica estaría rebosante de vida y la luz y la calidez del sol nos acompañaría en nuestro viaje hasta Bronchales.  Nada más lejos de la realidad, el viento fue nuestro fiel compañero y aunque la temperatura no fue excesivamente alta, la frialdad que arrastraba el viento hacía que pareciera más baja. Ya en el último tramo de nuestro viaje, la lluvia y la nieve  lo acompañaron.
               
  El trayecto hasta Bronchales serpentea por infinidad de carreteras secundarias que en algunos casos rodea la Serranía de Cuenca y en otros las estribaciones de los Montes Universales. Tragacete, Royuela, El Vallecillo son algunos de los pueblos que forman la comarca de la Sierra de Albarracín.  Desde el desvío que se toma para el pueblo deshabitado de Cagriñal, las laderas de los montes se tornan de color rojizo, son los bosques de boj que aún no han echado los brotes nuevos y que dan a  estos lugares una luz especial y  los ríos forman desfiladeros de piedra rojiza con una disposición caprichosa de sus estratos.
                Bronchales está situado a 1.600 metros de altura, numerosas fuentes lo  rodean y el frío que le da la altitud y la orientación que tiene hace que en sus inmediaciones se ubiquen secaderos de jamón. Sus escasos cuatrocientos habitantes se multiplican en verano con familias de Aragón y de la Comunidad de Valencia que pasan en este pueblo los meses de estío. 


En el último tramo del camino la nieve nos acompañó
Bosques de sabinas nevados
Los robles vestidos de invierno
La tierra roja y la nieve 
Bronchales nevado 

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