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Mostrando entradas de octubre, 2016

LA COSTA DE ALMERÍA QUE EN OTROS TIEMPOS FUE TIERRA DE CORSARIOS Y PIRATAS

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Fotos: J.A. Cortés                  Llegar a Almería por la costa desde Granada produce sentimientos encontrados a saber en qué mundo. Lo primero que llama la atención es su archi-conocido mar de plástico. Entre Almería, El Egido y Roquetas es difícil saber de qué color es la tierra. Numerosos invernaderos la cubren y dan vida a sus habitantes que en caso de que   fuera de otro modo hace tiempo que habrían emigrado   en busca de una tierra mejor.     Otro sobresalto me lo llevo cuando leo el nombre de algunos lugares como Balanegra y Tarambana. La imaginación me lleva enseguida a los libros de aventuras de piratas y corsarios. Oficialmente estos dos nombres no tienen una historia truculenta en la que los protagonistas sean dos piratas llamados Balanegra y Tarambana, pero la historia de la costa almeriense está llena de incursiones corsarias y bereberes que hicieron casi imposible la vida en esta comarca. Desde la conquista del reino nazarí de Granada por parte de los Re

LA TORRE DE SEXIMA

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                    Desde la carretera que nos lleva hasta Benaoján, la torre de Sexima pasa desapercibida en medio del bosque de encinas y quejigos de la ladera en la que está, tan sólo  vemos una pared vertical de sillares bien dispuestos que aguantan los avatares del tiempo desde hace más de quinientos años y que milagrosamente ha llegado hasta nuestros días.                 Pero no nos llamemos a engaño, esa torre ha soportado mucho más que los envites del tiempo, pues fue construida para dar cobijo y protección a los aldeanos que poblaban la alquería que se extiende a su alrededor.                 Como muchas otras alquerías árabes, Abcegina, que así se llamaba la aldea, tiene su origen en una antigua villa romana dedicada a la explotación agrícola.  Con la llegada de los árabes en 711,  una tribu bereber del norte de África se asentó en la zona y ocupó la villa que poco a poco se convirtió en alquería.                 Apenas una docena de casas componían esta aldea que dis