El río Genil cuando baja de Sierra Nevada
transcurre por la Vega de Granada sin ningún sobresalto que le impida su
avance. Recibe tranquilamente afluentes allá por donde pasa; el Darro y el
Beiro en la misma capital, más abajo el Dílar y el Salado. En los cincuenta
kilómetros que recorre hasta llegar a Loja su vida es tranquila, va regando la
vega al tiempo que se va haciendo grande.
Al llegar a Loja su tranquilidad se ve
alterada por una montaña. Él procura
pasar por la zona más baja, pero eso no impide que tenga que hacer un gran
esfuerzo para atravesar estas tierras hechas de roca caliza, por lo que el
lugar por donde transcurre se convierte en un infierno según los vecinos del
lugar.
Para llegar hasta esos infiernos, hay que
bajar hasta el río y dar un paseo por su ribera en el que crecen los álamos,
los sauces y los olmos. Si está comenzando la primavera, el verde impoluto de
sus hojas te harán estar en un paraíso y soñar a ser una persona privilegiada
por poder disfrutar de este lugar. Llegando a lo que los lugareños llaman "Los Infiernos", el
fragor del agua no te deja escuchar el canto de los pájaros. Para admirar el
trabajo que el río ha hecho para poder atravesar esta montaña hay que subir
unos peldaños de hierro y madera que se han colocado para llegar hasta el
mirador desde el cual se contempla.
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Formas caprichosas de las calizas |
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Tobas calizas |
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Río Genil |
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Los infiernos del río Genil |
Fotos: J.A Cortés
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