ANILLAMIENTO DE FLAMENCOS 2015
A las seis de la mañana una legión de batidores armados con varas de caña, como si de lanzas se tratara, se disponen a entrar en
la laguna de Fuente de Piedra. Laguna que en este caso es un mar de sal que
esconde en el subsuelo casi medio metro de fango. Ayudados por las cañas, este
ejército de batidores comienza su marcha en silencio, por unas horas los
móviles se quedaran en silencio y las cámaras se utilizarán sin flash. Durante ese tiempo sólo se escucharán las instrucciones
que el director del operativo da a los jefes de equipo a través de la emisora
de radio.
Tomando posiciones |
El flanco sur avanza lentamente por este mar de fango y sal
y, cuando se alcanzan las posiciones los batidores permanecen en silencio a la
espera de una señal para seguir avanzando. Mientras tanto, el día empieza a
clarear y los flamencos adultos más avispados y hambrientos levantan el
vuelo llenando la laguna con sus
graznidos. Un grupo de ellos pasa por encima del flanco sur y sirve a sus
componentes una fotografía espectacular. El blanco, negro y rosa de sus cuerpos
apenas tienen intensidad, la luz que nos da el día no es la mejor para verlos,
pero sólo la visión de sus cuerpos en formación y escuchar su griterío es
suficiente para poner “los pelos como escarpias”.
Esperando a que amanezca |
Según avanza la mañana, se estrecha el cerco a los más de
veinte mil pollos que se han quedado
porque no pueden volar. No todos serán conducidos al corral, la mayoría
escaparan y unos mil serán candidatos a ser anillados. Una vez en el corral se limitarán a dar vueltas a la espera de ser elegidos para marcarlos con las anillas.
Seis equipos de trabajo, distinguidos por el color de
camiseta, se harán cargo de anillar, pesar, medir y volver a soltar los seiscientos pollos. A
las diez y media de la mañana el trabajo ya está hecho, los distintos equipos
recogen el material y como punto y final se liberan los pollos que no han sido
anillados. Entre aplausos de los asistentes, más de cuatrocientos flamencos salen corriendo en cuanto ven el corral
abierto y poco a poco se va formando de nuevo una aglomeración de jóvenes
flamencos a la espera de que los adultos regresen y todo vuelva a la
normalidad.
Pollos de flamenco en el corral |
Trabajando en equipo |
Fotos: José A. Cortés
Entre aplausos de los voluntarios los flamencos no anillados son liberados |
Comentarios