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Mostrando entradas de noviembre, 2014

VISTAS DESDE LA ABADÍA DE vISTA SACROMONTE

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Vista de la Alhambra desde la abadía de Sacromonte Fotos: J. A. Cortés El río Darro nace en la fuente de La Teja, en la sierra de Huetor Santillán. La historia cuenta que hasta el siglo XIX se podían encontrar pepitas de oro en su lecho, de ahí su nombre, Dauro, que significa "de oro". Tiene un recorrido corto, el valle que forma en la ciudad de Granada fue el antiguo camino de época romana que comunicaba Iliberris con Guadix. Nada más entrar en la ciudad lo primero que se encuentra es el Sacromonte, el Albaycín y la Alhambra, las tres colinas más emblemáticas de Granada. Al pasar por las falda del Sacromonte riega pequeñas huertas y según llega a la ciudad separa la Alhambra del Albaycín y da vida a dos de las calles más bonitas de la ciudad: La acera del Darro y la Carrera del Darro. Una vez llega a Plaza Nueva, el Darro se pierde en el subsuelo de la ciudad hasta llegar a su desembocadura en el río Genil, en el paseo del Violón. Hasta el siglo XIX este tramo d

LA ABADÍA DE SACROMONTE

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Estrella de David,, escudo de la abadía     Corrían los años finales del siglo XVI, la sombra de la Inquisición planeaba por todas las ciudades españolas y con más razón en Granada dónde la comunidad morisca estaba bajo continua sospecha de herejía. En este contexto religioso un buscador de tesoros se encontró unas láminas de plomo escritas en árabe y latín en unas cuevas del monte Valpariso. Entrada a la abadía    En total se hallaron 233 láminas que se agruparon en 22 libros, en ellas se describía el martirio de S. Tesifón, de S. Cecilio y S. Hiscio.     El arzobispo de Granada de la época, Pedro de Castro, dio por buenos los libros encontrados  y se convirtió en el primer defensor de las reliquias, en esas fechas estaba en cuestión la virginidad de María y los textos y las reliquias descubiertas  en Granada favorecieron que ese dogma fuera aceptado por la Iglesia.  Años más tarde se demostró que los libros plúmbeos eran falsos, pero el arzobispo Pedro de Castro