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río Gualdaquivir |
He tenido la oportunidad de
visitar Madinat-Azhara y ser guiada por Antonio Vallejo Triano, ex-director de
dicho conjunto arqueológico, que me transmitió el entusiasmo y la curiosidad
por volver a leer el libro de Antonio Muñoz Molina, Córdoba de los Omeyas. La
fascinación que sentí por lo escuchado y visto en la ciudad, ha durado un par de
semanas hasta que la curiosidad e inquietud dejó paso al reposo y la calma para
poder escribir estas palabras, que como siempre no reflejan la intensidad de lo
vivido.
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Vista de la campiña cordobesa desde Madinat-Zahara |
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Vista de Madinat-Azhara |
Seis
kilómetros, aproximadamente, dista Madinat-Alzhara de Córdoba. Distancia que en
la Córdoba Omeya, estaba jalonada por los soldados de la guardia califal que cómo árboles que jalonan un camino,
escoltaban a embajadores y visitantes hasta el corazón de la ciudad palatina.
Construida por el califa más poderoso que tuvo Al-Andalus, Abd al-Rahman
III, deslumbraba a cuantos se acercaban
a ella. Cualquier emisario era recibido
con el protocolo más lujoso que imaginarse pudiera, atravesaban jardines con
árboles traídos de todos los confines del mundo y como si de un laberinto se
tratara, pasaban por calles y plazas antes de llegar hasta el salón donde eran
recibidos por el califa. Cuenta Muñoz Molina en su libro que según al-Maqqari,
el salón del trono tenía ocho puertas adornadas con oro y ébano y que planchas de
oro brillaban en las paredes y techos.
Los
embajadores de centro Europa y los reyes castellanos, habitantes de países
bárbaros y pobres que habitaban
castillos de piedra fríos y húmedos, quedaban deslumbrados ante la
magnificencia de la corte y la omnipotencia del califa.
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Palacio del primer ministro |
Aún hoy, el
asombro y el embeleso se adueñan del visitante a pesar de que sólo quedan las
ruinas que han dejado el paso del tiempo, la destrucción y el expolio. Situada
al pie del monte de la Desposada desde donde se domina la campiña cordobesa y
el río Guadalquivir, tiene una estructura piramidal en cuyo vértice se
encuentra el palacio califal. La dominación musulmana en la Península Ibérica
llegó a su clímax con Abd-al-Rahman III, el palacio de Madinat –Azhara es la
representación de ese poder y el saqueo que sufrió la ciudad en siglos
posteriores una metáfora de lo que ocurrió con el califato.
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Entrada al palacio califal |
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