LOS LIBROS DE CABALLERÍA EN LOS TIEMPOS DE CERVANTES Y SU EQUIVALENCIA ACTUAL

Dicen los estudiosos que las aventuras de D. Quijote son una crítica a los libros de caballerías tan de moda en la época. Cervantes, además de recordarnos constantemente que la locura de D. Quijote es debida a la lectura de estos libros, hace dos alusiones un poco más profundas sobre ese tema.
La primera, mientras D. Quijote se repone en su casa de las primeras salidas. Cervantes, a través del Barbero y el Cura hace un buen repaso a toda la literatura de la época, pues la biblioteca de D. Quijote estaba bastante surtida. De los libros de caballerías se libran de la quema entre otros: Amadis de Gaula, Palmerín de Inglaterra y Tirante el Blanco; de las novelas pastoriles Diana, de Jorge de Montemayor; el Cancionero de Gabriel López  Maldonado y poemas épicos como La Araucana de Alonso de Ercilla; Cervantes pone en entredicho hasta su propia novela La Galatea.
            Al final de la primera parte del libro, Cervantes vuelve de nuevo a hablar del tema. En esta ocasión, D. Quijote, Sancho, El Cura, el Barbero y otros estaban en la venta en la que se desarrolla la batalla contra los cueros de vino. El Cura, el Barbero, el ventero y su mujer, la hija, Maritornes, estaban en la sobremesa y como quiera que el Cura empezara a hablar mal de los libros de caballerías, el ventero salió en su defensa y cada uno de los asistentes explicó lo que más le gustaba de este tipo de literatura. En esta conversación que mantienen se ve claramente porqué gustaban tanto a la gente del pueblo. Al ventero le encantaban todas las batallas, a Maritornes las escenas de amor entre el caballero y su dama y a la hija le pesa mucho las dificultades que tiene el caballero para acceder al amor de su dama. En resumidas cuentas, tenían todos los ingredientes necesarios para que tuvieran éxito, aventuras y amores. Por su parte la ventera a la que no le gustaba escuchar leer, tiene su momento de tranquilidad mientras el marido se deleita oyendo las aventuras de los caballeros andantes. En este tema, los gustos de la mayor parte de la gente no han cambiado, sólo que los trasladamos al medio audiovisual, ¿qué son si no las películas de aventuras?
            Además, el acto de la lectura no era individual sino que se hacía en grupo. El ventero cuenta que tiene una maleta llena de libros que dejó un viajero olvidados y que en la época de la siega siempre viene alguien que sabe leer y por la noche un nutrido grupo de huéspedes se reúne a su alrededor para escuchar alguna historia. Esto, ¿ podría ser el equivalente, en nuestros tiempos, a ver una película con los amigos?


Comentarios

José María ha dicho que…
Hay un lugar en el que para mí se ven cómo no han cambiado mucho las cosas desde la época de Cervantes hasta ahora. Es el momento en el que D. Quijote ya ha hecho testamento y se está muriendo, pero todos ríen, " que esto del heredar algo consuela de la pena que es normal que deje el muerto".

José María

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