MALHAM TARN

       En el Parque Nacional Yorkshire Dales se encuentra Malham Tarn, un antiguo glacial que se derritió y se convirtió en lago. A trescientos y pico metros de altura es el más alto de todo Reino Unido. Sus aguas se deslizan por las laderas que lo rodean y van a parar al río Ousse.
       El paisaje que lo circunda está formado por pequeñas colinas pardas que esperan a que los brezos florezcan para vestirse de colores.
       La superficie del lago no llega a una hectárea aunque suficiente para que sirva de refugio a las aves que desafían al viento y viven plácidamente en este rincón del mundo.


FOTOS: J.A. Cortés








       El día que decidimos visitarlo hacía un viento respetable, de los que dan ganas de no salir del coche, pero conscientes de que no íbamos a tener oportunidad de volver, hicimos un acto de voluntad y nos dispusimos a hacer una ruta aunque no fuera muy extensa. En esta región para salir al monte tienes que llevar calzado de recambio si no quieres convertir tu coche en un lodazal, así que la primera operación antes de ponerse en marcha es calzarse las botas de monte que después de un par de salidas están llenas de barro. Como éramos un grupo bien organizado cada uno llevaba sus botas de recambio en una bolsa y era responsable de ella. En ese proceso de cambio de calzado estaba, sentada en el asiento del coche, cuando se abrió la puerta frente a la mía y la bolsa,  que había contenido mis botas, salió disparada por una racha de viento. Al principio intenté alcanzarla, pero como las rachas de viento eran muy seguidas desistí y la dejé volar. 
          Comenzamos la ruta. Íbamos como podíamos, sorteando el viento y las zonas de barro y en una de las ocasiones en la que pude hablar con mi compañera de viaje me di cuenta de que las dos habíamos tenido el mismo pensamiento: Estábamos preocupadas por el destino de la bolsa escapada, que para más inri era roja y destacaba una barbaridad en medio de la campiña verde. Nos removía la conciencia pensar que si no la encontrábamos íbamos a sentirnos culpables toda la vida por haber contaminado con plástico uno de los paraísos ingleses.
      Nuestro alivio fue grande cuando, a lo lejos, divisamos un punto rojo clavado en un seto. Respiramos aliviadas y apresuramos el paso para cogerla antes de que el viento cambiara de rumbo, la arrancara de allí y la dirigiera hacia el lago, donde evidentemente no íbamos a poder cogerla. 
La recogimos y guardamos con mucho cuidado y a partir de ahí disfrutamos más del lugar.




Comentarios

Entradas populares de este blog

LAS DOLOMITAS: EN TREN AL ALTIPLANO DE RENON

EL VALLE DE FUNES

LA ESCUELA DEL RÍO HUDSON