Pasado y futuro, dos tiempos a conjugar

               A cinco kilómetros de Cáceres, en el término de Malpartida se encuentran Los Barruecos. Este lugar, catalogado como Monumento Natural, es ideal para perderse por sus caminos y disfrutar de su geología, fauna y de su historia.                Los Barruecos con formaciones rocosas de origen granítico que han sido modeladas por el viento y el agua a lo largo del tiempo. Las charcas que rodean los berrocales son artificiales y corresponden a la necesidad ancestral del hombre de almacenar agua para distintos usos. Una de estas charcas fue en tiempos pasados un  lavadero de lana.         El atardecer en Los Barruecos  es un espectáculo que hay que disfrutar con tranquilidad para, ver como el agua pierde su color gris y toma prestado el rosáceo del cielo o como los gigantes de piedra dejan  por unos minutos su apariencia sombría  y se visten de alegres colores que les presta el sol de la tarde.  Fotos: J.A. Cortés

La plaza Fotos: J.A. Cortés El convento El perro        Ubicada en plena Serranía de Cuenca es una obra escultórica que la naturaleza ha labrado a lo largo de millones de años. Paseando por sus “calles”  jugamos como niños a buscarle semejanzas a las rocas que nos vamos encontrando y nos asomamos a cada rincón esperando encontrar algún tesoro escondido por la madre naturaleza.     En algunos lugares se adivina perfectamente el río que dejó de circular para dar paso a un callejón flanqueado por dos muros de piedra y en otros, tejos centenarios escondidos entre las rocas asoman sus ramas delatando su presencia. Nadie permanece indiferente a este espectáculo de formas  cóncavas y convexas, de luces y sombras  cada una con nombre propio. El tornillo El callejón La foca

Podríamos decir que Cáceres es una pequeña Florencia llena de palacios renacentistas  y de plazas donde sentarse a contemplarlos.  La zona monumental perfectamente definida por la muralla cuida al máximo todos los detalles. Pasear por sus calles y plazas nos transporta a otra época, pues no hay ninguna señal que nos indique que estamos en el siglo XXI, salvo la vestimenta de los visitantes. Entrada a la zona monumental Entramos en el recinto monumental por la puerta de la Estrella y nos dejamos llevar por las calles que directa o indirectamente nos llevan hasta la plaza de los Golfines, donde una de las catedrales, la de Sta María espera a ser visitada, aunque lo más llamativo de esta plaza es el palacio de la familia que le da nombre.  Solamente contemplando su fachada nos podemos hacer una idea del poderío económico de esta familia. Dos torres cuadradas enmarcan la fachada principal y todo el edificio es coronado con  una crestería plateresca  que le quita un poco de sobriedad

Fotos: J.A. Cortés       Subiendo a Beteta (Cuenca)  la llanura se viste de rojo, un rojo tenue, suave, degradado de abajo arriba.  Pequeñas parcelas de mimbre son las causantes de este paisaje que no deja indiferente al caminante y es que en Cuenca se produce el ochenta por ciento del mimbre de España.       Se cosecha a finales de otoño, las varas se agrupan formando haces cónicos que se dejan secar en el campo, luego serán transportados a Valencia o Cataluña donde le darán múltiples  formas.  Esta ruta poblada de pueblos despoblados como Villaconejos, Beteta, Priego o Cañamares tiene el encanto de la soledad y el silencio.